Llevamos el coche a la revisión, nos hacemos nuestros chequeos médicos regularmente y, todo ello, por nuestra seguridad y salud. Pero, ¿cuándo fue la última vez que realizaste un examen de tu empresa?.
Actualmente, estamos viviendo una época donde debemos encontrarnos en plenas facultades físicas y mentales para poder actuar ante la situación de incertidumbre que estamos viviendo. Por ello, el estado general de nuestra empresa debe ser excelente para poder actuar y adaptarnos de forma eficiente y productiva a la misma.
¿Necesitamos un cambio?, es la pregunta que muchos empresarios y profesionales nos hacemos cada día al enfrentarnos a nuestra jornada de trabajo y observar que, o cambiamos, o morimos por inanición del mercado.
Pero, ¿qué es lo que hace que todos los días nos hagamos la misma pregunta?. Creo que aquí no cabe discusión alguna. La falta de decisión. Podremos poner múltiples excusas pero, en definitiva, todo ello lleva al mismo punto. Nuestra capacidad de decisión es directamente proporcional al miedo a enfrentarnos a lo desconocido. Este sin saber, puede venir derivado de nuestra falta de capacidad, de actitud y de conocimientos ante circunstancias a las que nunca nos hemos enfrentado.
En nuestra empresa debemos, antes que nada, saber de qué situación partimos, cuál es el estado en el que nos encontramos, qué puntos débiles mostramos en el mercado, y qué fortalezas son las que han mantenido nuestro negocio en pie. Para ello, debemos realizar un diagnóstico de la misma, una radiografía de todos y cada uno de nuestros departamentos.
Nuestra vida empresarial gira entorno a un apagafuegos continuo, que provoca que no nos detengamos y pensemos claramente cómo llevar a cabo ese cortafuegos que nos facilite el pararnos a pensar antes de que éste se reavive.
En Arpe Asesores realizamos un diagnóstico empresarial que nos permite conocer “in situ” en sus oficinas, cuáles son las debilidades y problemas que tiene su empresa. Le ofrecemos una visión real de su situación y le indicamos cómo podemos optimizarla hasta alcanzar los objetivos previstos.
Las fases a seguir para realizar este diagnóstico parten de una premisa: ser sinceros con nosotros mismos y con nuestra organización.
1.- Autoconocimiento
Debemos ser sinceros con nosotros mismos y con nuestro personal. Tenemos que hacerles partícipes de la situación en la que se encuentra la empresa. Sin miedos ni tapujos, siendo transparantes en nuestra exposición.
2.- Diagnosis de procesos
Si tu organización tiene varios departamentos, analízalos por medio de sus coordinadores, a través de informes que reflejen su situación actual. ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de cada departamento y, lo más importante, qué sugerencias y mejoras se proponen?. Para ayudarte en esta etapa, te sugerimos que te hagas las siguientes preguntas:
– ¿Son todos nuestros productos y/o servicios rentables?
– ¿Cuáles son las necesidades de cada departamento? ¿Están siendo éstas satisfechas?
– ¿Qué departamentos aportan mayor o menor valor a la empresa?
– ¿Cuál es el grado de implicación de cada uno de los trabajadores de cada departamento?
– ¿Cubrimos realmente las necesidades de nuestros clientes?
– ¿Ofrecemos lo mismo o algo diferente a nuestros competidores?
En Arpe Asesores, en esta etapa crucial, actuamos en primer lugar como meros observadores, para luego poder tener una base de evaluación y realizar, por último, un correcto, completo y detallado informe.
3.- Análisis y Plan de Empresa
Ya tienes una radiografía de tu empresa. En ella podrás observar qué departamentos son más eficientes y rentables. Llegados a esta etapa, es el momento de aplicar el tratamiento adecuado, planteando diversas soluciones en base a las opciones estudiadas. En definitiva, nuestro Plan de empresa, haciendo partícipes a todos los trabajadores, los cuales son la parte activa de la empresa, sabiendo previamente quiénes van a implicarse en este proceso de cambios y quiénes no. Cuando exista una descentralización de los centros de trabajo afectados por la aplicación de éste, propondremos un Plan Piloto que aporte garantía a todo el proceso anterior.
4.- Implementación y Acompañamiento.
Una vez aprobado el Plan de Acción, procederemos a su implementación en los diferentes departamentos. En esta fase, Arpe Asesores desarrolla los acompañamientos, supervisando la correcta aplicación de las medidas adoptadas. Los cambios comienzan a convertirse en una realidad. Pueden surgir nuevos problemas o imprevistos, pero serán subsanados en la siguiente fase.
5.- Evaluación. Ajustes. Mentoring.
Una vez desarrollado y ejecutado el Plan de acción, procederemos a analizar los resultados y corregir las posibles desviaciones. Nos reunimos con las personas que han participado en el programa, y exponemos cuáles han sido las desviaciones y el porqué de las mismas. Si es necesario, aplicamos acciones formativas directas, realizando acompañamientos para observar la correcta aplicación de las medidas adoptadas para corregir dichas desviaciones. Posteriormente, realizamos un proceso de Mentoring y seguimiento durante un período básico de seis meses.